fbpx

El acoso sexual en el ámbito laboral: Mobbing, Acoso sexual en el ámbito laboral, Descripción de un caso grave y consecuencias emergentes – Dr. Hugo Oscar D´Ubaldo

por |

(Autor: D ´  Ubaldo, Hugo Oscar / Fecha: 30/09/2022 / Articulos G&I / Cita online: G&I – ART – 00002)

Hugo Oscar D´Ubaldo es Doctor en Psicología Social (U.K). Director de la Licenciatura en Relaciones Laborales de la Universidad Kennedy y Ex Decano del Departamento de Recursos Humanos. Investigador, autor y consultor.

Sumario: I.- Introducción. II.- El mobbing o acoso en el ámbito del trabajo. III.- El acoso sexual en el ámbito laboral. IV.- Descripción de un caso de acoso grave/muy grave. V.- Consecuencias emergentes del acoso sexual. VI.- Tratamiento de las víctimas de acoso sexual. VII.- Conclusiones.

I.- Introducción

El acoso sexual es un fenómeno social de múltiples y variadas dimensiones; ha sido probado por distintas investigaciones que han evidenciado su existencia, extensión y gravedad en el ambiente laboral. Su terminología data de la década de 1970, aunque ya se encontraba instalado en otras culturas y regiones desde inicios del siglo XX; en estos tiempos se utilizaban figuras legales que sancionaban los la obscenidad como una falta de moral buenas costumbres, dependiendo de los jueces el tratamiento de cada situación en particular.

El término «acoso sexual» comenzó a utilizarse en 1973 en el informe El fenómeno de Anillos de Saturno, de Mary P. Rowe, que conceptualizaba y vinculaba las distintas formas de acoso relacionadas con el género, desarrollando mecanismos y políticas para combatirlo. Es a partir de este informe que aparecieron dos instituciones pioneras en EEUU en la lucha contra este flagelo: el Working Women’s Institute (Instituto de Mujeres Trabajadoras) y la Alliance Against Sexual Coercion (Alianza contra la Coacción Sexual). El trabajo denodado de las componentes de estas asociaciones provocó un antecedente muy importante

En 1991, el caso de Anita Hill, quien testificó y denunció por acoso sexual a Clarence Thomas, nominado a la Corte Suprema de Estados Unidos, se convirtió en el paradigma de la culpabilización de las víctimas de acoso sexual. Después de graduarse de abogada, Anita trabajó durante dos años como asistente del juez ultraconservador Thomas en el Departamento de Educación y en la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo; durante ese período, sufrió constantes e innumerables presiones e intimidaciones de carácter sexual que la llevaron a dejar su empleo. La abogada, herida por la injusta situación, dio reportajes a medios radiales y televisivos que provocaron que se formara un Comité para evaluar lo sucedido. Este Comité, formado únicamente por hombres y presidido por el actual presidente norteamericano Joe Biden fue impiadoso con la víctima a la que acusaron de inestable y “despechada”. En definitiva, Thomas fue finalmente confirmado en el puesto por un estrecho margen de votos y Hill se convirtió en un icono feminista y símbolo de la lucha contra el acoso sexual.

En la actualidad los casos de acoso sexual laboral siguen aumentando; se estima que 6 de cada 10 mujeres y uno de cada 10 hombres han sido acosados sexualmente en sus lugares de trabajo.

Es nuestra intención en este artículo, explicar el contexto y las distintas modalidades de acoso sexual laboral, sus consecuencias psicológicas y sociales para las víctimas y las distintas vías jurídicas que protegen sus derechos. También, involucrar a las organizaciones en las posibilidades de resolver en forma temprana esta problemática a través de mecanismos de prevención adecuados.  

En el fenómeno del acoso sexual, tenemos un victimario que, abusando de su poder en la organización, genera una situación que la víctima no desea, ni tolera. Existe una organización que no interviene o la hace tardíamente y consecuencias psicológicas y sociales.

II.- El mobbing o acoso en el ámbito del trabajo

Para entrar de lleno en el tema del acoso sexual, debemos primariamente conocer los distintos tipos de acoso que se dan en el ámbito del trabajo.

El Mobbing es toda conducta abusiva realizada de forma consciente, repetitiva y premeditada que atenta contra la dignidad y la integridad física o psicológica de la persona afectada con el objeto de conseguir que abandone el puesto de trabajo o de empeorar su clima laboral.

Cualquier persona es susceptible de sufrir una situación de acoso laboral, por lo que no hay un perfil psicológico claro de la víctima; no obstante, las víctimas suelen ser personas envidiadas por su inteligencia, belleza, estudios o capacidades laborales; inicialmente son  muy valoradas en su puesto de trabajo. Se trata también de personas vulnerables y que no han contado con una respuesta firme ante los primeros síntomas de acoso.

Piñuel (2007) destaca diez tipologías de potenciales víctimas, que elige el acosador, porque de alguna manera piensa que lo va a perjudicar:

Independientes: trabajadores/as que no pueden ser comprados y no tienen interés de formar parte del grupo del acosador.

Justos: la justicia es uno de sus valores principales, por lo cual, en nombre de ella, denuncian el accionar el acosador, exponiéndolo.

Radicales libres: trabajadores que sin importar lo que otros digan (principalmente el acosador) defienden y prevalecen sus opiniones y no se deja llevar, ni convencer por lo comentarios ajenos.

Insobornables: el acosador intenta comprarlos, pero es en vano porque no tienen precio.

Denunciantes de irregularidades: el acoso laboral es una práctica sutil hasta imperceptible, este tipo de trabajadores, al considerarlo incorrecto denuncian a ante autoridades o áreas competentes que pueden intervenir para ponerle fin.

Solidarios: en el acoso laboral muchos testigos deciden ignorar todo lo que sucede y no meterse en ese asunto, en el caso de los solidarios, se entrometen y defienden a las víctimas ante el acosador o cualquier hecho que resultare injusto. No resultando el jueguito de “divide y triunfarás”.

Políticamente incorrectos: hablan abiertamente de ellos, sin tapujos. respecto a aquellos temas, valores o situaciones que son «tabú» en la organización.

Sinceros: en nombre de la verdad, exponen y buscan terminar con cualquier mentira que comenta el acosador.

Brillantes: son trabajadores encantadores, con un excelente desempeño, inteligentes, proactivos, resolutivos, y un sinfín de competencias que hacen que sea un trabajar excelente, poniendo en jaque al acosador, que frente a este se siente inseguro, ya que el puesto que ocupa carece de mérito (y lo sabe).

Líderes: muchos trabajadores sin ocupar una posición jerárquica son considerados líderes de tipo informal, poseen ciertas competencias que hace que tenga seguidores dentro de la organización, siendo un gran rival para el acosador que carece de cualquier cualidad de liderazgo.

Por otra parte, analizando el perfil del acosador laboral, tenemos una persona con rasgos narcisistas y cero empatía (capacidad de ubicarse en la piel de los demás), que siente placer en ver sufrir a la víctima, es cruel y no tiene remordimientos por el daño que está haciendo. En general, se trata de personas con baja autoestima, con un importante complejo de inferioridad (sentimiento constante e inconsciente de menosprecio a uno mismo, timidez, agresividad y problemas de adaptación)

Existen 5 Fases bien diferenciadas en el Acoso Laboral:

  • Incidentes Críticos: La situación desencadenante del acoso suele verse como un conflicto, una diferencia de opiniones, un malentendido, un desencuentro que cambia todo y escala rápidamente. En general, aparece precedido de situaciones y relaciones personales altamente positivas entre víctima y hostigador
  • Acoso y Estigmatización: La persona comienza a ser objeto de focalización y va en camino a transformarse en víctima. El acoso se desarrolla mediante comportamientos de hostilidad repetitivos: P.E. Prohibiciones específicas para la víctima. Difusión de calumnias y chismes injuriosos. Maltrato y Humillación. Instigación a que otros emulen al hostigador. Todo este comportamiento se dirige a perjudicar, castigar, minar psicológicamente y aterrorizar al trabajador.
  • Intervención de la Organización o Empresa: Después de la segunda Fase, seguramente habrá una toma de conocimiento del tema por parte de la organización, quien puede reaccionar de distintas formas: SOLUCIÓN POSITIVA: Previa investigación cambia puesto de trabajo del acosador o de la ´víctima. SOLUCIÓN NEGATIVA : Utilizar a la víctima como Chivo Expiatorio, aplicando la Teoría del Error Básico de Atribución que  tiende a buscar la explicación de la situación de hostigamiento en supuestas características individuales de las víctimas, en lugar de buscar intervenir sobre los factores de un entorno organizativo tóxico (ausencia de gestión del conflicto, mala organización del trabajo, competitividad interna, ausencia de valores, inadecuación del tipo de tarea, pobreza de liderazgo, cargas laborales inadecuadas, caos, etc.).
  • Pedido de ayuda de la Víctima y Diagnóstico Incorrecto: La víctima, abrumada por la situación cotidiana y la falta o incorrecta intervención de la organización, solicita ayuda profesional psicológica. Es una fase interesante puesto que parecería ser la solución apropiada, pero es muy factible y ocurre en la mayoría de los casos, que la intervención psicológica interpreta mal la situación y produce un diagnóstico que agrava la situación.
  • Salida o Expulsión: En esta última fase, es muy factible que la empresa decida “cortar por lo mas delgado” o sea, expulse a la víctima, o bien, esta última decida renunciar, con las consecuencias psicológicas, económicas y sociales que esta decisión implica inexorablemente.

Veremos ahora las distintas formas que puede tomar el Mobbing o Acoso laboral:

  • Acoso Moral o Psicológico: Es el Mobbing denominado “puro” o “clásico” que provoca un deterioro en la víctima, que destruye su autoestima y la lleva a padecer consecuencias graves en su vida profesional y personal, actual y futura.
  • Ciberacoso o Ciberstalking: Es acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales. Puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos y los teléfonos móviles.
  • Acoso Físico o Stalking: Consiste en la persecución ininterrumpida e intrusiva a una persona con la que se pretende iniciar o restablecer un contacto personal contra su voluntad. Implica también, dañar el cuerpo o las pertenencias de una persona.
  • Acoso Sexual: El acoso sexual es una conducta no deseada de naturaleza sexual en el lugar de trabajo, que hace que la persona se sienta ofendida, humillada y/o intimidada.

III.- El acoso sexual en el ámbito laboral

Para analizar esta figura partiremos del entendimiento que la diferencia entre acoso sexual y acoso sexual laboral, es que este último se produce en el trabajo. El acoso sexual como figura única puede darse en cualquier ámbito de interacción y socialización: P.E gimnasios, confiterías y restaurantes, fiestas, estadios deportivos, convenciones, etc. Si el mismo se da dentro del ámbito del trabajo y puede o no continuar fuera del mismo, estamos en presencia del acoso sexual laboral.

No es sencillo distinguir entre acoso sexual y una conducta amistosa, se trata de determinar que dicho comportamiento (atención sexual) susceptible de constituir acoso laboral, sea o no indeseado por el sujeto pasivo. La atención sexual se convertirá en acoso sexual, cuando quien la recibe ha indicado que la considera ofensiva. No obstante ello, existen supuestos para los cuales no es necesaria la negativa de la víctima, por ejemplo, tocar o acariciar a una persona de manera sexual, pedirle a una persona que se fotografíe desnuda o ofrecer a otra persona que tenga relaciones sexuales. Estos ejemplos ilustran un comportamiento sexual objetivamente ofensivo.

Si el acoso sexual llega a lo físico deja de ser solo acoso, pues la invasión física no deseada configura un delito grave y abarca, por ejemplo, los besos, los tocamientos y los coitos no deseados.

Las raíces de acoso sexual se encuentran en el abuso de poder. Las mujeres son mucho más vulnerables a este tipo de ataque, ya que, con más frecuencia que los hombres, están laboralmente más relegadas e inseguras laboralmente y posiblemente hayan sido formadas a sufrir en silencio.

Todo esto permite suponer que la hostilidad, se encuentra amparada en el ridículo “machismo”, que es una actitud o creencia donde el hombre supone ser superior por naturaleza a la mujer​, forjado a través de años por sociedades conducidas por hombres, en las cuáles las mujeres erar relegadas a roles de menor calificación y tareas hogareñas, con poca propensión a trabajar afuera e interactuar socialmente. Las que se permitían trabajar, lo hacían en trabajos mal pagados. También, el término “machista”, define a los sexistas, que se manejan dentro de creencias y prácticas sociales, destinadas a maltratar, perseguir y perjudicar a la mujer; sobre todo cuando se sienten amenazados, como en este caso en el ámbito laboral, por mujeres cultas, inteligentes, instruidas y con habilidades sociales que las distinguen.

Lo descripto, además de generar enormes repercusiones negativas en las víctimas, afecta también las condiciones generales de trabajo, básicamente el clima laboral y la productividad empresaria. El clima organizacional es el ambiente generado por las prácticas de los trabajadores de una empresa y que se materializa en las actitudes que tienen para relacionarse entre sí, esta cuestión es tanto emocional como física. Cuando el clima laboral es inestable y de mala calidad, afecta la productividad y los resultados empresarios. Estos entienden y se sienten identificados con la situación; sin embargo, descuidan los aspectos organizativos como ser la sexualización del entorno laboral, la proporción hombres-mujeres, el tipo de tareas, la discriminación por sexo y la valoración del trabajo.

En un Estudio realizado en el año 2016 por la Secretaría General de Políticas de Igualdad en España, se exhiben las siguientes observaciones sobre el acoso sexual en el trabajo según la percepción de las trabajadoras

Una vez analizadas las valoraciones sobre 15 conductas de acoso, se establece una clasificación operativa de lo que puede considerarse acoso leve, grave o muy grave.

Esta taxonomía se utilizará en los análisis de los apartados siguientes:

  • Acoso leve: menos de un 55% lo considera grave o muy grave.

– Chistes de contenido sexual sobre la mujer

– Piropos / comentarios sexuales sobre las trabajadoras

– Pedir reiteradamente citas

– Acercamiento excesivo

– Hacer gestos y miradas insinuantes

  • Acoso grave: De un 55% a un 85% lo considera grave o muy grave.

– Hacer preguntas sobre su vida sexual

– Hacer insinuaciones sexuales

– Pedir abiertamente relaciones sexuales sin presiones

– Presionar después de la ruptura sentimental con un compañero

  • Acoso muy grave: Más de 85% lo considera grave o muy grave.

– Abrazos, besos no deseados

– Tocamientos, pellizcos

– Acorralamientos

– Presiones para obtener sexo a cambio de mejoras o amenazas

– Realizar actos sexuales bajo presión de despido

– Asalto sexual

Un primer análisis de este Estudio nos dice que la gravedad de las mismas parece ir asociada a la existencia de contacto físico entre el agresor y la víctima.                                                                 

Así, se puede determinar:

  • un acoso sexual de componente verbal, sustanciado en acercamientos, miradas insinuantes, preguntas e insinuaciones sexuales, Etc percibidos como “graves” por las mujeres trabajadoras y
  • un acoso sexual de componente físico, señalado mayoritariamente como “muy grave”, caracterizado por la existencia de un contacto físico forzado por parte del acosador hacía la víctima.

Existe un factor preponderante que es valorado por la mayoría de las víctimas y es la presión ejercida con el fin de mantener relaciones sexuales. Y esta presión no solo es de índole física, lo que, por supuesto, es un delito muy grave tipificado en nuestro Código Penal, sino también la coacción bajo determinadas circunstancias (mejoras laborales, no ser despedida).

IV.- Descripción de un caso de acoso grave/muy grave

 A efectos de ejemplificar la situación y poner en contexto la misma, proponemos la lectura de este caso:

María Laura tiene 30 años, ingresa a trabajar en un Laboratorio Farmacéutico en el área de Finanzas; es egresada en la Licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad de Buenos Aires y está realizando una Maestría en Economía en la UCEMA. Su puesto de trabajo es de Analista Principal Financiero y el Organigrama de su sector es el siguiente:

Su Jefe directo se llama Pedro y lleva 15 años en la Empresa, tiene estudios secundarios completos, pero cuenta con una amplia experiencia en la industria farmacéutica en está área de labor. Hay un Analista de Costos, llamado Gabriel, estudiante de Ciencias Económicas y están Mónica y Julián, que son empleados juniors para tareas operativas. María Laura es una persona de muy buen ver, muy sociable y rápidamente se adapta a este pequeño sector.

Su jefe, Pedro, en un principio la apoya, la ayuda en aspectos relacionados con su puesto de trabajo y la llena de halagos. Se convierte en una especie de amigo- padre- protector. María Laura está muy feliz en su vida laboral, sigue estudiando su Maestría y su noviazgo con Facundo, ingeniero industrial, va cada vez mejor. Valora mucho el clima laboral que se vive en la empresa, ya lleva 6 meses en el trabajo, y está aprendiendo mucho de su Jefe; este la distingue con su trato amable y empieza a comportarse como algo más que un compañero de trabajo/ jefe: aumento del número de llamadas –incluso fuera del horario laboral-, también la frecuencia de las visitas al lugar de trabajo o los requerimientos para ser visitado en su oficina. Acá se estaría comenzando a vislumbrar el acoso laboral.

En estos momentos, María Laura puede llegar a sentirse como ‘la elegida’, lo que posteriormente incrementará las consecuencias negativas del acoso y los sentimientos de culpa.

Sus compañeros de sector han percibido que existe una relación especial entre ambos, que encuadran más en una amistad o relación de privilegio que en una conducta de acoso, lo que ayuda al rechazo de los compañeros y al aislamiento de la víctima en el entorno del acosador.

María Laura aún no está visualizando claramente la situación y se encuentra en un Estadio de Autoafirmación, pues detecta el conflicto o el trato despectivo de sus compañeros, interpretando que la razón está de su parte y que existe un mal entendido que se aclarará a su debido tiempo.

Al mismo tiempo, Pedro empieza a hacer explícitas sus demandas, primero como evolución ‘natural’ de la relación y la invita a tomar un café fuera de la oficina, a lo que ella accede y en esa conversación le manifiesta su interés por ampliar los parámetros de la relación y hacerla más personal. Maria Laura le dice que no; le cuenta que está en una relación con Facundo, disfrutando de la misma. Pedro muestra entonces plenamente su actitud de acoso y pasa al chantaje, recordando a la víctima el apoyo y los favores que ha obtenido de él, y el agradecimiento que espera en compensación. María Laura queda perpleja y desorientada e ingresa en lo que denominamos Estadio de Desconcierto, en el cuál a víctima se siente confundida, duda, no sabe lo que está pasando y comienza a pensar en su probable responsabilidad sobre lo ocurrido.

El acosador entonces, recurre a las amenazas sobre la pérdida de las prerrogativas que María Laura haya podido disfrutar ‘gracias a él’, e incluso la amenaza con la pérdida de su puesto de trabajo. Su trato hacia ella ya es más hostil y como maniobra de presión adicional logra que el resto del sector la culpabilice. En muchas ocasiones, ella se ve privada efectivamente de dichas prerrogativas y sufre además la humillación delante de los compañeros Se configura entonces el Estadio de Indefensión. En esta fase, la víctima se esfuerza para agradar y para que le tengan en mejor consideración; este esfuerzo termina desencadenando un sentimiento de impotencia e indefensión que culmina en un estado depresivo.

Por último, y aprovechando esa indefensión, el acosador pasa al asalto sexual; espera que la víctima este sola y la toca en sus zonas íntimas, la pellizca, le da besos, la acorrala sin importarle la negativa ni la reacción de la víctima.  La persistencia de estas agresiones lleva a la víctima al Estadio Traumático o de Ansiedad, siendo frecuentes las conductas impulsivas y la pérdida de control. María Laura siente angustia y depresión; es una situación de vulnerabilidad extrema que la lleva a tener enormes problemas con su tarea, que le es imposible realizar; comienza a sufrir cada vez que tiene que ir a trabajar, no puede dormir bien, pelea con su novio a quien no quiere contar lo sucedido por temor a su reacción, deja los estudios y vive en una situación permanente de ansiedad.

Recurre entonces a RRHH y esta área realiza una investigación de la que solo recibe comentarios negativos sobre la víctima, lo que agrava su estado de indefensión y termina de hundir su autoestima. El plan perfecto del acosador se ha cumplido y solo le queda a la víctima irse de la Empresa.

V.- Consecuencias emergentes del acoso sexual

Dependiendo de la gravedad del acoso sexual y de su resolución en la organización, las consecuencias son de graves a muy graves y por supuesto crónicas. Recuperar a la víctima de acoso sexual es una tarea interdisciplinaria y corresponde a psicólogos, médicos y abogados.

En primer lugar, lo que se observa es el Estrés Postraumático; la situación ha provocado un trauma que genera múltiples consecuencias: psicológicas, sociales, familiares, económicas, etc. Se trata de un trastorno caracterizado por la imposibilidad de recuperarse, después de experimentar o presenciar un evento atemorizante. En el caso de María Laura, podemos mencionar el ataque sexual a la que fue sometida por su acosador.

El trastorno puede durar desde meses hasta años y suele haber episodios que recuerdan el trauma y causan intensas reacciones emocionales y físicas. Podemos describir a continuación 4 efectos del estrés postraumático por acoso sexual:

  • Reviviscencia o recuerdos intrusivos:

Recuerdos recurrentes, involuntarios y angustiantes del hecho traumático.

Revivir el hecho traumático como si estuviera sucediendo otra vez.

Sueños perturbadores o pesadillas acerca del hecho traumático del acoso sexual. Angustia grave desde lo emocional o reacciones físicas a las cosas que recuerdan el suceso traumático.

  • Evasión: Los síntomas de la evasión pueden ser:

Encerrarse en sí mismo, evitar pensar o hablar acerca del suceso traumático

No concurrir ni visitar lugares, actividades o personas que recuerden el suceso traumático

  • Cambios negativos en el pensamiento y en los estados de ánimo:

Pensamientos negativos sobre uno mismo, el prójimo o el mundo en general. Negatividad sobre la vida futura.

Problemas de memoria, hasta no llegar a recordar aspectos importantes del suceso traumático.

Imposibilidad de mantener relaciones cercanas.

Distanciarse de familiares y amigos.

Falta de interés en actividades que antes resultaban gratificantes.

Dificultad para sentir emociones positivas e insensibilidad hacia todo y hacia todos.

  • Cambios importantes desde lo físico y lo emocional:

Asustarse permanentemente y estar siempre en alerta de peligro.

Tener conducta autodestructiva que es una acción que la persona realiza para poner en riesgo su vida.

Las conductas autodestructivas pueden ser directas o indirectas; en la directa, la meta principal es dañarse a sí mismo; un ejemplo muy claro es el suicidio.                            

Las indirectas son acciones que ven la muerte como un efecto indeseado en forma consciente; en definitiva, es tomar riesgos o incurrir en conductas de autocastigo que, de hacerlas constantemente, se transforman en una forma de “muerte lenta”. Como ejemplos podemos mencionar el alcoholismo, el consumo de drogas, el tabaquismo o la práctica de deportes extremos, entre otros.                                                                 

Otros cambios importantes desde lo físico y emocional son los Trastornos del sueño, la dificultad en concentrarse, la ira o conducta agresiva y los sentimientos de culpa o vergüenza que persiguen a la víctima.

VI.- Tratamiento de las víctimas de acoso sexual

 

El tratamiento incluye diferentes tipos de psicoterapia y medicamentos para controlar los síntomas.

Desde el lado de la Psicología el/la profesional debe comenzar con la Evaluación del Daño Psíquico:

Los trastornos cognitivos se tratan con Terapia Cognitiva Conductual.

Este tratamiento es estructurado y finaliza en una cantidad determinada de sesiones. Es la terapia más adecuada para tratar el Trastorno de Estrés Postraumático, que padecen las victimas del Mobbing y sobre todo en su variante de acoso sexual en el trabajo. De hecho, que no es la única técnica recomendable y funciona muy bien con la combinación con otras terapias, siendo muy útil para controlar y amortiguar desafíos emocionales.

El riesgo con esta terapia es muy bajo, pero el proceso de exploración que requiere la misma, involucra analizar y revivir sentimientos, emociones y experiencias dolorosas.

En situaciones de acoso sexual grave, incluido el ataque sexual, la TCC es altamente efectiva, ya que suele centrarse en problemas específicos, utilizando un enfoque con objetivos determinados.

 

Los Trastornos Psicosomáticos.

Existe una muy íntima relación entre el Estrés Postraumático, provocado por el acoso y el ataque sexual en el trabajo y la salud física.                                                                 El trastorno psicosomático se refiere a los síntomas físicos, que se producen fundamentalmente por razones psicológicas. Esto sucede cuando una persona tiene síntomas físicos significativos, que no se pueden explicar únicamente por una causa orgánica

En la enfermedad física coexiste el factor psicológico, puesto que la forma en que reaccionamos al conocer el diagnóstico y la manera en que lidiamos con los síntomas, varía enormemente de una persona a otra, pudiendo estos agravarse o aliviarse dependiendo de nuestra estrategia de afrontamiento de la enfermedad.                        

Por otra parte, la relación mente-cuerpo también funciona a la inversa, ya que los trastornos psicológicos también tienen consecuencias físicas.

El/la profesional, deberá evaluar cuánto hay de psicológico en el tratamiento de la enfermedad subyacente; es muy común que ante estas situaciones de índole sexual, las personas y en especial las mujeres, comiencen a sentir cefaleas muy pronunciadas e inexplicables dolores o malestares estomacales, bajas de presión, arritmias cardíacas, entre otras.

Trastornos Sociales de Ansiedad.

Para las personas con trastorno de ansiedad social, las interactuar con otros produce miedo, timidez y vergüenza.

El miedo excesivo como sintomatología representa la negación a enfrentar situaciones en las que uno puede ser juzgado, inquietud por pasar vergüenza o sufrir una humillación, y preocupación por ofender a alguien.

La terapia conversacional, denominada también psicoterapia, trata los trastornos emocionales bajo la lógica de dialogar, escuchar y orientar al paciente.

Por último, la psiquiatría se involucra también en esta problemática, apoyando el tratamiento psicológico con los antidepresivos que ayudan a aumentar la confianza y la socialización.

VII.- Conclusiones

El acoso sexual en el trabajo no es algo nuevo; seguramente sucede desde tiempos inmemoriales. Lo que es relativamente actual, es la manera de afrontarlo por parte de las víctimas, que en su gran mayoría son mujeres. La denuncia de estos hechos es lo que ha motivado a los investigadores a introducirse en la materia.                                 

Su interdisciplinariedad nos permite separar el análisis, aunque la sumatoria de todo ello ha construido el poder de la resistencia y el activismo, como medio de alcanzar estrategias de afrontamiento de la situación, tanto en el terreno legal, como en el psicológico y empresario.

El punto de partida ha sido el caso que hemos descripto de “Anita Hill c/ Clarence Thomas por Acoso sexual” que, si bien en su época no fue una victoria contundente, demostró al mundo las implicancias de este flagelo social.

Desde el punto de vista de la empresa, el mejoramiento de la normativa y la concientización social, ha puesto en blanco sobre negro las consecuencias que ocurren en las organizaciones sino se atiende la problemático y se toman soluciones preventivas y a favor de las víctimas. Lamentablemente aún queda mucho por hacer y mucho por exigir a quienes conducen estructuras organizacionales.

En la psicología, a pesar de que los/las psicólogas aún insisten con diagnósticos erróneos que buscan la causa del problema en la víctima y no en el contexto laboral, se aplican tratamientos que ayudan a las víctimas del acoso sexual a socializar, recomponer sus relaciones y levantar su autoestima. Los trastornos cognitivos, psicosomáticos y sociales de ansiedad son tratados con técnicas de apoyo modernas y en general exitosas.

La psiquiatría con medicación apropiada y antidepresivos asiste a la psicología en su labor de recuperar a la víctima.

Aún falta mucho por hacer, pero los primeros pasos han sido dados en la dirección correcta.

Deja un comentario